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Te voy a contar un juego de magia que se me ocurrió leyendo a Marko en el Puerco Sabio. 

El juego es sencillo: vas a adivinar dos cartas. Sin embargo creo que tiene los suficientes detalles como para poder aprender magia con él. 

Se separan un grupito de cartas.

El público elige dos cartas y nosotros nos vendamos los ojos para no ver nada.

Se pierden y mezclan las cartas con el mago de espaldas.

El mago intenta sentir qué carta es la del primer espectador pero nada. Cuando le da la mano para despedirse de él formalmente le viene la carta. 

Como hemos descubierto que con el tacto la conexión es automática el segundo espectador cerrará también los ojos y estando conectados (espectador-mago-carta) a través de un  dedo el espectador dice alto cuando el mago sostiene su carta.

El truco hay que hacerlo bien y tiene que estar dominado, si el truco  va mal… adiós magia. Pero es un 1% del juego. No exagero. Así que si tardas 1  hora minutos en dominar el truco, han de ser 10 las que tardes en pulir detalles, presentación, charla, vestuario, inflexiones de la voz, personaje…

No me enrollo más por ahora. Los trucos son 2: Un cambio de paquetes para identificar las dos cartas elegidas y un falso fallo para descartar una de ellas y saber cuál le corresponde a cada espectador. Además usaremos un tercer truco: un forzaje al tiempo para reforzar la segunda adivinación.

La venda: Fíjate en que además de reforzar el imposible y de servirte para el cambio de paquetes te permite poder mirar descaradamente y todo el rato, para que no tengas ninguna presión a la hora de encontrar la carta y nadie se de cuenta de dónde miras. Para los espectadores la venda te tapa a ti, pero en  realidad la venda tapa a los espectadores…

¿Las cartas están boca arriba y no importa? Pues en este caso, hasta dónde llega mi intuición no. He  probado el juego y lo he corroborado, aun así es un  tema peliagudo y puede entrar en debate. Sentiros libres de mandarme vuestras opiniones.

El falso fallo. Esto me encanta y es el motivo por el que publico el juego. Este falso fallo en la primera adivinación cumple dos importantísimos objetivos. Uno para la vida interna  y otro para la vida externa del juego. En la vida interna: alejamos al espectador de la posibilidad  de que  conozcamos su carta, cuando es justo ese falso fallo el que nos dice cuál es su carta. En cuanto a la vida externa del juego con el falso fallo hay un mayor dramatismo. Bajamos la expectación del público potenciando la adivinación. Ya hagamos el juego más ficcional o mas tamariciano… en ambos casos es así. Y no sólo estamos potenciando la adivinación, sino dando más variedad y riqueza al juego.

Para colmo aún queda la segunda  fase, en la que  añadimos otro truco. Y esto le sigue dando variedad dramática al juego externamente. E internamente deja KO al espectador. Y lo más importante, no cambiamos la raíz del juego «estamos conectados», si así fuera.. por mucho que alejase al público de descubrir el secreto o mucha variedad que  nos diese, el juego estaría mal hecho.

Con estas cosillas la estructura de nuestro juego y de nuestra magia en particular se hace mas sólida.

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